Ayer se firmaba el convenio de colaboración con el Ayuntamiento de Puerto del Rosario para poner en marcha en Fuerteventura un piso supervisado para personas con trastornos mentales graves. El alcalde de Puerto del Rosario, Marcial Morales, y el
presidente de la Asomasamen, Matías López Cabrera, firmaron el convenio en
presencia del concejal de Servicios Sociales, Alejo Soler, y del
consejero de Bienestar Social del Cabildo, Víctor
Alonso.
Comienza así a hacerse realidad una de las reivindicaciones prioritarias para ASOMASAMEN: dar respuesta a las necesidades de alojamiento de algunas personas con trastornos mentales graves.
ASOMASAMEN asumirá la gestión del piso, cedido por un empresario de Fuerteventura, y que irá dirigido a personas con trastornos mentales
graves con demanda de un alojamiento alternativo y sin necesidad de supervisión
las 24 horas.
Para
el desarrollo de este recurso se cuenta con la contribución
del Ayuntamiento del Rosario (mantenimiento del inmueble), la colaboración económica del
Cabildo de Fuerteventura (15.oo€) y la colaboración profesional de los servicios
sociosanitarios de salud mental de la isla.
Este proyecto de piso supervisado se define como un recurso de soporte social ubicado en una vivienda en la que van a convivir tres personas con enfermedad mental grave y persistente que cuentan con un nivel aceptable de autonomía y que tienen dificultades para cubrir de un modo independiente sus necesidades residenciales. Su objetivo
general es maximizar la autonomía personal y fomentar el papel
activo de la persona.
Las personas residentes en piso contarán con la supervisión de un monitor/a durante algunas horas al día, fomentando su autonomía y el tránsito a una vida independiente.
Las personas residentes en piso contarán con la supervisión de un monitor/a durante algunas horas al día, fomentando su autonomía y el tránsito a una vida independiente.
Disponer de una vivienda digna y estable constituye una necesidad
básica y esencial de cualquier ciudadano/a.
Las personas que tienen una discapacidad derivada de una enfermedad
mental, presentan una compleja problemática social y sanitaria que afecta a aspectos como su integración social, laboral y su
participación en la comunidad. Por lo que se hace imprescindible atender
sus diferentes dificultades psicosociales y necesidades sociales con el fin de evitar
situaciones de deterioro y marginación, y de procurar posibilidades y oportunidades efectivas de rehabilitación e
integración social normalizada en la comunidad.
Algunas personas con trastornos mentales graves tienen dificultades para cubrir autónomamente sus
necesidades de alojamiento y cuidado, para acceder y mantenerse en una vivienda digna y adecuada a sus
necesidades, debido a diferentes causas.
Ante esto, es necesario contar con un
abanico de alternativas de vivienda y atención residencial, que cubran sus
diferentes necesidades de alojamiento, cuidado y supervisión, permitiendo su
mantenimiento en la comunidad en las mejores condiciones de autonomía, calidad
de vida y bienestar: desde el mantenimiento en el propio domicilio a la posibilidad de
utilizar recursos sociales residenciales específicos (residencias, pisos supervisados, etc.).
La inexistencia de
este tipo de recursos en Fuerteventura obliga al traslado a dispositivos existentes
en otras islas o comunidades autónomas, tanto públicos como privados, que
suponen la separación del entorno familiar y social, y un esfuerzo económico para las
familias.
En
respuesta a la demanda de las familias y defensa de los derechos de las
personas con enfermedad mental, ASOMASAMEN ha reclamado la implicación tanto de
las instituciones públicas como de los recursos de salud mental de la isla para
poder disponer en Fuerteventura de estos dispositivos.
Dentro de las alternativas de alojamiento necesarias
en Fuerteventura en salud mental, los pisos supervisados
ofrecen a personas con dificultades para atender sus necesidades de alojamiento
o en situación de riesgo de marginación, un recurso residencial que les
posibilita poder residir en una vivienda normalizada y un medio para avanzar en
su proceso de recuperación.
Estos programas residenciales, dirigidos a personas
con discapacidad derivadas de enfermedades mentales graves, implican la
cobertura de un conjunto de necesidades básicas de la vida cotidiana, como son:
la vivienda, la manutención, determinados cuidados básicos (aseo, autocuidados,
medicación, organización cotidiana, etc.), y relaciones interpersonales
significativas.
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